mayo 17, 2001

A la Iglesia de mi país

¿Por qué nunca hemos oído en una Misa en Venezuela a un sacerdote expresar, a nombre de nuestro pueblo, un sincero agradecimiento al Señor por haber bendecido a nuestro país con el petróleo?

De hecho, creo que la para mi inexplicable falta de agradecimiento como Nación por el petróleo, es una de las principales razones de la confusión que reina en nuestro país. Al no haber enseñado que el petróleo es un legado de Dios y que, como tal, debe ser responsablemente administrado, el país ni aprendió a defender como pueblo unido su valor, ni a protestar cuando sus ingresos son desperdiciados o repartidos injustamente por unos pésimos o corruptos administradores.

Por favor, por el bien de sus feligreses venezolanos, consideren dar una Misa de Acción de Gracias al Señor por el petróleo. Quizás así, puedan transmitirle algo sobre la responsabilidad por los talentos, a un pueblo que ni siquiera celebra el día del petróleo y que ha llegado al colmo de atribuirle el petróleo, del cual viven, el ser una mera necesidad fisiológica del diablo.

Amigos, para que la siembra del petróleo sea más que sólo un sueño, debemos comenzarla por el corazón de los venezolanos.

Extracto de un artículo publicado en El Universal el 24 de Mayo de 2001

El Universal

mayo 11, 2001

LA cooperativa ALUCASA

Mas de 400 trabajadores venezolanos están tramitando sus micro-créditos personales para poder efectuar los aportes a su propia Cooperativa, que están constituyendo para que les defienda sus actuales fuentes de empleo y evitar así la necesidad de buscar unos resuelve distintos... que no desean.
Alucasa es una importante empresa ubicada en Guacara, con ventas en el 2001, superiores a las 17.000 toneladas en láminas y foil de aluminio, tanto para el mercado nacional como internacional. Fue constituida en 1993, siendo sus accionistas: Alcasa con un 49% y la banca privada con el resto, por haber recibido tales acciones en pago de créditos otorgados a Alcasa. 
La banca privada, que excluye la banca en posesión de Fogade, mantiene el 25% de las acciones de Alucasa y, como es lógico, desde un principio ha expresado su interés de venderlas por no ser ésta su rama de negocio, vislumbrando como posibles compradores a las grandes empresas de aluminio del mundo.
Hasta hace poco tal posibilidad de que Alucasa fuera comprada por una multinacional que aportara recursos y tecnología, pudiera haber sido evaluada favorablemente por sus trabajadores, ante la esperanza de que ello les brindara mayor seguridad a sus fuentes de trabajo. ¡Ya no! 
Experiencias recientes en zonas industriales, como las de Guacara, lamentablemente nos han enseñado que la compra por parte de una empresa global, que necesita maximizar sus rendimientos globales, con frecuencia acarrea el cierre o mudanza de las actividades, incluso a otro país, lo que es fatal para la fuerza trabajadora local.
Ante la misión de encontrar la manera de disminuir el riesgo de perder fuentes de trabajo, en el caso de Alucasa se identifico la necesidad de fortalecer en lo posible la presencia de quienes mantienen un interés fundamental a largo plazo en la empresa y de disminuir la de quienes sólo buscan rendimientos financieros. Es por ello que se trata de alcanzar una estructura accionaria óptima para Alucasa y que podría ser: el 49% de Alcasa, vendedora de la materia prima y el 51% restante repartido entre los trabajadores y una diversidad de clientes industriales que necesiten de sus productos finales e intermedios.
La promulgación en Septiembre del 2001 de la Ley Especial de Asociaciones Cooperativas, abrió una vía de como lograr lo anterior y, en la actualidad, los empleados y obreros de Alucasa, con entusiasmo, se encuentran formalizando una Cooperativa y negociando, a nombre de ésta, la compra de hasta un 25% de Alucasa.
Por supuesto que los aportes iniciales de los trabajadores no alcanzarían para cancelar la totalidad del precio de compra, sin embargo afortunadamente los demás accionistas de Alucasa han comprendido que por muchas razones les conviene ceder a la Cooperativa, durante un tiempo limitado, una porción del flujo operativo, como una especie de incentivo de gestión para que ésta pueda hacerle frente a sus obligaciones financieras.
Sin duda que lo anterior habrá de revolucionar la relación trabajador-empresa, pero ante nada existe un entendimiento absoluto de que la Cooperativa no se crea para defender una relación laboral en particular, sino para defender las fuentes de trabajo en general.
Adicionalmente, el hecho de que en un futuro, vía los dividendos recibidos, se puedan lograr mejoras socio-económicas para los miembros de la Cooperativa, donde por cierto todos tienen exactamente los mismos derechos, es sin duda también algo que en poco tiempo ha logrado sembrar una esperanzadora ilusión en un cuerpo de trabajadores, que como la mayoría de sus compatriotas, hoy se encuentran muy necesitados de ésta.
Publicado en El Carabobeño, Valencia, el 11 de Mayo de 2001