julio 31, 2002

Vuelvan caras

Si las salvaguardas o protecciones comerciales temporales, que pretenden implementar ahora, se hubieran aplicado hace unos años, cuando alertábamos acerca de los peligros de la sobrevaluación del bolívar, puede que hubiesen servido para algo. Hoy, inmersos en una emergencia económica, cual estado de guerra, ¿de qué nos sirve que los zapatos se fabriquen en Venezuela, si ya el venezolano no puede comprarlos? Por ello me permito proponer el contenido mínimo de una Ley “Vuelvan Caras”.
Someter a las aduanas a la vigilancia de una corte marcial. El que traicione a la Patria cometiendo un delito aduanero, debe recibir una pena mínima de 10 años de cárcel.
Invertir el status quo, donde cada sector tiene que penar ante el Ministerio de Producción, para que le otorguen su salvaguarda, aplicando un arancel adicional del 50% a todo y que hagan la cola quienes necesiten que se les reduzca tal arancel.
Reimplantar a los aranceles como principal ingreso fiscal no petrolero, eliminando de inmediato el IVA, para evitar gravar regresivamente a la actividad económica interna.
Regular las tasas de interés, con la creación de una unidad del bolívar indexada a la inflación, exigiendo que los bancos remuneren a sus depositantes con un 3% real y cobren un margen máximo del 8 % real a sus prestatarios.
Reavivar el sector construcción con programas de crédito correctamente indexados, que permitan financiar la compra de viviendas a los que más cerca estén de poder comprarlas, en lugar de gastar lo poco que hay, en los que más lejos se encuentran.
Prohibirle a la Nación dejarse extorsionar con intereses al 17%, para acceder a nuevos créditos externos públicos para servir los actuales; planteando como única alternativa el pago del 20% a cada vencimiento, refinanciando el otro 80% mediante un pagaré a 5 años. ¿Qué no nos prestan más?… Dios quiera.
Enviar una delegación a Colombia planteándole la necesidad de unirse a Venezuela en la construcción de un mercado doméstico fuerte, capaz de negociar en unos treinta años una nueva apertura, en términos más realistas, que los obtenidos por nuestros ilusos aperturistas del ayer.
Por cuanto el Vuelvan Caras implicaría un giro de 180 grados a la realidad económica del país, habría que cuidarse de los capitales golondrina, pues no habría capacidad para asimilar recursos en demasía y, quién sabe, quizás en un futuro tengamos que pensar en gravar a los dólares que retornen al país con un Impuesto de Acceso a La Renta.
Publicado en TalCual el 31 de Julio de 2003


julio 29, 2002

Pelando

¡CUANTO más fácil resulta darle recomendaciones a las empresas acerca de qué hacer durante una crisis económica, que, como me lo han pedido, a personas de carne, hueso y corazón poco curtido!
Es más, creo que hasta sería un irrespeto tratar de darle datos de cómo buscarse un resuelve o sobre cómo hacer rendir más el dinero, cual ingeniosa ama de casa. Cada quien sabe lo que está a su alcance y sólo me restaría desearle lo mejor. Muchísimo menos me atrevería a darle recomendación alguna a un padre desesperado, que no tiene recursos para las medicinas que necesita su hijo enfermo, que no sea rezarle a Dios, de ser creyente.
De lo que sí me atrevería a hablar es sobre cómo enfrentar la presión emocional, que naturalmente surge ante una crisis como la actual. ¡Ah...Kurowski se metió a psicólogo! dirán... Noooo, ¡qué va! Mis recomendaciones no tienen otro fundamento que mi intuición y si alguien tiene la osadía de publicarlas, sólo es suerte mía.
Quizás, por ser consultor financiero, me venga la imagen del deudor agobiado, que da tumbos en la cama sin poder dormir, hasta que abre la ventana y le grita a su vecino, el banquero, ¡amigo no te puedo pagar! deslastrándose así de un inmenso peso luego de haberle echado la gran a su amigo. Lo anterior demuestra que no conviene tragarnos las angustias, sino que debemos compartirlas abiertamente con la esposa, hijos y amigos y no sólo con la almohada.
Quizás, por ser economista, entienda que la peladera individual no debe causar vergüenza alguna, ya que un desempleo de la magnitud existente en Venezuela, sugiere un estado de guerra y, en la guerra, nadie tiene por qué sentir vergüenza de que un misil loco alcance justamente su casa.
Quizás, por ser padre, vea la imperiosa necesidad de buscar obtener como enseñanza de las dificultades, que debemos aprender a disfrutar lo máximo de las cosas pequeñas de la vida, las cuales además son gratis.
No obstante, como venezolano, embargado por una profunda rabia ante la ridícula e injustificada situación en que nos encontramos, sí estoy seguro de que la solución está en nuestras manos y no en la de curanderos importados. Colegas, dejemos de buscar una puerta de escape. ¡Eso es deprimente! Dediquémonos a buscar la puerta de entrada a una Venezuela mejor, por donde todos podamos pasar.
P.D. A los compatriotas que no están pelando, les recuerdo el reto sobrehumano de ser humanos y de evitar ostentaciones.


julio 20, 2002

Cartas al Editor: Extremismo constructivo

Cartas al Editor

Extremismo constructivo
Como miembro activo del movimiento extremista "Por Todo El Medio" me dirijo a mis colegas, tanto oficialistas como de oposición, a fin de proponerles que los que estén en contra del gobierno lo manifiesten apagando las luces de sus hogares los días pares, y que los chavistas lo hagan los días impares. Tal método de encuesta no sólo permitirá expresar una opinión política, sino que simultáneamente contribuirá con la patria, contribuyendo a racionar la electricidad en medio de la actual crisis de escasez eléctrica.


julio 18, 2002

Estoy convencido

Para prestarle dinero a Venezuela, los mercados internacionales, a cuenta del “riesgo-país”, le exigen un 12% adicional al que le solicitarían a los Estados Unidos… para una tasa final de unos 17%. En consecuencia, si esperamos contratar 4.000 millones de dólares de deuda este año, nos habremos comprometido al pago de un exceso anual de 480 millones de dólares, monto superior al que, en el mejor de los escenarios, produciría el gas de Paria. Estoy convencido de que el seguir por la vía de aceptar los dictámenes internacionales, sin negociar, equivale a una eutanasia financiera.
A los 25 dólares, que se reciben hoy por barril de petróleo crudo, los transportistas, refinadores y distribuidores le incrementan otros 10, situando el precio del producto terminado en 35 dólares. Los fiscos europeos y de muchos países le añaden 115 dólares en impuestos, llevando el precio final al consumidor a 150 dólares por barril y, como si tales impuestos ya no fuesen suficientes para desplazar la demanda del petróleo, favorecen a otras fuentes de energía con inmensos subsidios y castigan al petróleo con dudosas excusas ambientales. Estoy convencido de que mientras tengamos “expertos petroleros venezolanos” que insisten en que debemos capitular ante tales discriminaciones, aumentando nuestra exportación petrolera al mundo, sin pelear lo nuestro, no desarrollaremos voluntad de Nación.
No somos un país rentista… somos un país en liquidación, que obtiene sus ingresos saldando un activo no renovable, como el petróleo y reexporta simultáneamente tales ingresos importando cualquier clase de bienes, baratijas y servicios, masacrando así las fuentes de empleo locales. Estoy convencido de que mientras usemos los recursos petroleros para satisfacer nuestras necesidades de consumo, no tendremos un modelo económico válido para Venezuela.
Estoy convencido de que no tenemos un sistema financiero local… con todo lo que éste debería significar para un país.
Estoy convencido de que la sociedad no tiene un proyecto educativo de país, acorde con las necesidades de aprender a negociar con dignidad y patriotismo en un mundo globalizado.
Estoy convencido de que no hay gobierno y, peor aún, de que no es posible reconstruir un gobierno con el simplista “quítate tú pa` poneme yo”, sino que se requiere de una nueva generación de políticos promotores, verdaderos creadores de riqueza y renta venezolana.
Estoy convencido de que el descuidar la defensa de nuestras fronteras económicas y culturales hace de toda nuestra institución militar una simple parodia incoherente.
Estoy convencido de que si no hacemos nada… rápido… no habrá nada que hacer… excepto contratar unos mejores subastadores, para que la puja por el país nos produzca algo más.
Estoy convencido de que es posible darle vuelta a nuestro país en un lapso mucho más corto que las tantas décadas que dicen requerirse.
P.D. Mientras un padre no encuentre respuesta que darle a sus hijos, sobre cuál será el castigo para los que cacharon, en vivo, disparando desde puente Llaguno, estoy convencido de que no tendremos justicia, paz y progreso en nuestro país.