febrero 12, 2004

Lo chino de la China

VIAJE A LA CHINA y quedé fascinado. Les aseguro que para viaje de turismo, si consiguen un pasaje de oferta, no hay quien le gane. Para ir a la Gran Muralla me subí en un autobús con puros chinos, quienes cantaban en chino durante todo el recorrido con la ayuda de un video donde la pelotita saltaba sobre caracteres chinos. No era lo único chino para mí.
En la China de hoy, la mayoría de las familias tienen un solo hijo. ¿Qué significará esto para la sociedad? ¿Podrían por ejemplo los latinos seguir siendo latinos con familias de un so lo hijo? Es justamente cuando un país sale de la pobreza y busca situarse en un nivel intermedio donde cualquier avance, como pasar de bicicleta a moto y de moto a carro, demanda muchísima energía. ¿Hay energía y petróleo en el mundo para satisfacer el crecimiento chino?
El actual modelo de crecimiento económico de la China, parecería llevarla en muy poco tiempo de ser un país rural a un país, donde sus ciudadanos acabarán sardineados en inmensas urbes e intuimos que tal destino no es ni bueno ni sostenible. Al observar cómo los recientes avances tecnológicos en el mundo ya casi le permiten al pueblerino más alejado poder estar presente, casi en vivo, en el mero centro de la capital de su imperio, nos tenemos que preguntar: ¿De verdad que no existen nuevas y mejores opciones?
El ritmo del actual crecimiento de la China es bestial, por lo que sabemos que surgirán inmensas desigualdades entre quienes logren subirse al consumismo desarrollado de hoy y los que sigan a años luz de asomarse al actual milenio. Todo avance implica riesgos y hasta puede que requiera dejar víctimas en su esquela, pero si las injusticias llegan a ser demasiado grandes, el pasado puede reclamar. ¿Podrá China, en pocas décadas hacer lo que antes requería siglos y aún así seguir siendo China?
Perdonen la indiscreción política pero, cuando en la madrugada, al momento de izarse las banderas rojas en la Plaza de Tiannamen, veía cómo las olas humanas se movilizaban y guardaban un cierto orden sólo cuando eran instruidas por los guardias a grito de pulmón, tuve que preguntarme si a la larga será posible manejar a la China con una de las actuales democracias del tipo viva la pepa. Finalmente, al encontrarme sobre La Gran Muralla China, a donde terminé subiendo en un carrito amarillo, que parecía jubilado de un parque de Disney y mientras avanzaba lentamente entre el gentío increíble, me preguntaba: ¿Aguantará... la Muralla?