febrero 12, 2009

El 16 de febrero

El cacique de turno necesita que gane el SI, no tanto para frenar la oposición como para frenar la desbandada de sus desencantados. Después de haber perdido credibilidad, liderando un gobierno corrupto e ineficiente y que desperdició la mayor bonanza de ingresos de nuestra historia, no le queda otra que amenazar a los "suyos" con el de quedarse para siempre.

En principio mientras un cacique mantenga el control sobre nuestras resultas petroleras, no deberíamos permitirle ser reelegido, ni siquiera una sola vez, sea quien sea, por cuanto para quienes genéticamente son adictos al poder tales recursos son drogas que provocan que a lo único que se dedique un cacique elegido es al ser reelegido.

No obstante, en circunstancias donde el cacique no tuviere cómo extralimitarse en su poder, lo lógico sería que una sociedad pudiese reelegirlo, vez tras vez, si eso quieren. Los poderes de un rey en Europa son tan limitados que pueden quedarse para siempre... sin causar mayores daños.

Si fuéremos unos civilizados y no unos primitivos, entre todos discutiríamos sobre cómo lograr la mejor manera de conciliar lo anterior y así plantear una reforma constitucional que en lugar de desunir al país pueda unirlo.

¿Dónde se ubica esa propuesta razonable? En algún lugar entre el restarle al cacique de turno los poderes con los cuales pueda abusar y el dificultar su reelección para así neutralizar sus abusos.

Una solución para el caso de no lograr quitarle al cacique los instrumentos de poder y de tortura ciudadana, sería exigir crecientes márgenes de triunfo a quien quiera ser reelecto. Por ejemplo, para ganar la primera elección se requeriría, como hoy, un solo voto más, pero para ser reelegido una segunda vez se exigiría un margen superior al 10% de los votantes; la tercera, un margen del 20%, etc. Ese sistema del tipo "handicap", podría compensar una buena parte de los casi garantizados abusos de poder.

El domingo 15 saldré a votar NO con entusiasmo y estoy seguro que la enmienda será rechazada. No obstante el lunes 16 no quisiera que amanezcamos esperando la próxima del pedigüeño, para de nuevo tener que rechazarla, sino reuniéndonos, todos, para buscar propuestas de enmienda que estén más alineadas con los intereses de los ciudadanos. ¿Acaso una Constitución no es para proteger a los ciudadanos de sus gobernantes?

Por ejemplo, el 16 de febrero discutamos el que los mismos ciudadanos venezolanos sean los sembradores de las resultas petroleras venezolanas, para así librarnos de los drogos de poder.

El Universal
Noticiero Digital