octubre 03, 2013

No maduró

No sé cómo se desempeñaría Nicolás Maduro manejando un autobús sin frenos por la bajada de Tazón. De repente podría salvar unos angustiados pasajeros. Pero, para la tarea de manejar una Venezuela en caída libre, no está calificado. Eso de chillar y echarle la culpa por todo a una derecha que brilla por su ausencia, es expresión de inmadurez.
Si bien la mitad de los venezolanos llevan años preocupados y disgustados con el rumbo del país, hace poco la otra mitad por lo menos se levantaba algo confiada. Hoy la desesperación y la falta de confianza se regó por completo, y hasta parecería que algunos de la máxima dirigencia oficialista encuentran un morboso placer en que así sea.
En la semana fui a la presentación de "Cuentos desde la frontera del desarrollo", editado por el Banco Mundial. El libro versa sobre como China y otros países han logrado, con manufactura ligera, crear fuentes de trabajo y prosperidad.
Lo que el libro dice de China no incluye todo lo que habría que decir de la China, y mucho menos aún, como así también lo admiten los autores, resulta todo lo descrito aplicable a otros países.
Lo que sí me llamó la atención es cuando indica que (pag.462) "China, aún cuando es gobernada por un partido comunista, consistentemente sale catalogada entre los países con más alta puntuación en confianza generalizada". Y eso se dice que contrasta con la gran desconfianza que por ejemplo existía en los países comunistas de la vieja Unión Soviética; la cual atentaba contra todas las iniciativas empresariales privadas.
En China, a finales de los 70, cuando se iniciaron las reformas, igual existían muchas sospechas, dudas y desprecios entre el sector público y el privado. Hoy, y aún cuando las fronteras entre los dos sectores siguen bastante confusas, ambos sectores cooperan y reman en el mismo sentido. Según el libro eso se debe a que los incentivos de la burocracia y dirigencia comunista, se encuentran alineados con los deseos del sector privado de obtener ganancias.
¿Cómo se logró aquello? 1: Las carreras, los sueldos y el futuro de las autoridades locales todo dependen del éxito de la economía local. En China no hay ingresos petroleros que tapen errores. 2: Una reforma fiscal en 1994, y un sistema para evaluar el rendimiento político basado en el crecimiento del PIB, les dio a las autoridades locales inmensos incentivos para promover las industrias locales.
Contraste aquello con una Venezuela en donde el actual avance político con frecuencia pareciera ser más bien una función del destruir el PIB. ¿Adónde hubiese llegado en la China la actual dirigencia oficialista sobre la base del aumento del PIB no petrolero? ¡Ni a chofer de autobús! Más bien estarían presos, por sabotear los frenos del autobús.
¿Cómo traducir el éxito de la China a la Venezuela actual? Sencillo. Transfiriéndole las resultas petroleras directamente a los ciudadanos. Eso enviaría dos mensajes:
Ciudadanos: El primer minuto de cada mes reciben su cuota parte del petróleo, así que ahora defiéndanse por su propia cuenta... ya que no hay más de ese mango bajito.
Autoridades: Dependen ustedes de lo que los ciudadanos puedan y estén dispuestos a pagarles en impuestos, así que... ¡a fajarse cooperando!
PS. Al mencionar una "derecha que brilla por su ausencia", me refiero antes que nada al hecho de que en un país, donde más del 97 por ciento de las exportaciones son controladas por un cacique de turno y sus secuaces, poco importa si su cacique o secuaces sean de derecha o de izquierda.